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Tema 2.3. La resiliencia como proceso potenciador del aprendizaje.

  • Foto del escritor: Gabriela Fierro
    Gabriela Fierro
  • 25 may 2020
  • 4 Min. de lectura

En este espacio, quiero compartir con ustedes el conjunto de reflexiones y pensamientos que me dejó la lectura del texto de Bachmann y López (2015), una vez que la abordé.


Esto lo hago, con el propósito de incentivar en ustedes ese mismo ejercicio de análisis, para que pensemos en nuestros propios contextos de trabajo y ejercicios docentes, con respecto al valor de la resiliencia, el impulso del mismo entre nuestros alumnos y los entornos que los rodean.


Lo primero que se hace explícito en el texto por los autores es la relación que existe entre la resiliencia, su puesta en práctica y los contextos de ruralidad. Tal y como se ha visto en los temas anteriores, trabajar y enseñar en los contextos rurales de hoy en día, implica un reto importante.


Esto es, porque se busca alcanzar aprendizajes de calidad, así como la inserción eficaz de los alumnos que viven en ellos, con relación a otros espacios globales, modernos, posmodernos y tecnológicos.


Aunque el texto gira en torno al caso chileno, al leerlo podemos encontrar una similitud digna de recalcarse con respecto a nuestras propias realidades.


Esto nos habla de una situación compartida en toda América Latina, en donde -sin importar el país en el que nos encontremos- el campo vive en un abandono notable en muchos sentidos: en el económico, el político, en materia tecnológica, de infraestructura, comunicaciones y transportes.


A lo largo de todo el siglo XX, y en lo que va del XXI, diversos autores han hecho énfasis en lo anterior, hablando de los factores estructurales que han venido a sumir al campo en tan deplorables condiciones.


En dicha trama de análisis, se ha definido a esa ruralidad como una condición cultural, económica, territorial y geográfica en la que las actividades primarias de producción como la agricultura y la ganadería, juegan un papel preponderante en las dinámicas de vida de sus habitantes.


Sobre su población, por lo general en la ruralidad convergen grupos sociales plenamente diferenciados, como el campesinado, los pueblos originarios y los colectivos étnicos e indígenas.


Sobre la relación existente entre el ámbito educativo y la ruralidad, debe decirse que uno de los estigmas más comunes que se maneja con respecto a ella es que los alumnos que estudian en los contextos rurales son menos capaces de hacer las cosas, y por ende su calidad de aprendizaje es cuestionable.


No obstante, ésta es una manifestación más de racismo, marginación y discriminación que afecta a las poblaciones campesinas y/o indígenas, dictada desde las clases dominantes, capitalistas.


Afortunadamente, en las últimas décadas numerosas naciones de la Unión Europea han emprendido estudios sólidos en materia educativa, que demuestran que el desempeño de los alumnos rurales, con respecto a los urbanitas, es equiparable y sus logros similares.


Sin embargo, esto no niega que el bajo rendimiento escolar puede presentarse en las escuelas rurales, condicionando de manera negativa el aprendizaje de sus alumnos.


Bajo estas condiciones, es importante que puntualicemos en lo siguiente:


La resiliencia académica reviste gran relevancia ya que mediante la promoción de ésta se puede favorecer el desarrollo de competencias que posibiliten a los niños y niñas de escuelas rurales debilitar los círculos de rezago educativo y de pobreza. El aporte de este trabajo se centra, por tanto, en estimular los factores escolares resilientes en el contexto educativo rural para fortalecer la calidad de los aprendizajes, con ello mejorar los resultados académicos, dotar a los estudiantes rurales de las capacidades que requiere una efectiva integración a la sociedad futura y debilitar la política de cierre de escuelas rurales. (Bachmann y López 2015, p. 189)

Entonces, ¿cuáles son los factores escolares que proponen Bachmann y López para fortalecer la resiliencia y propiciar la calidad de los aprendizajes entre alumnos que viven en espacios rurales? Vamos a repasarlos.


1. Dejar de lado los determinismos de carácter social, cognitivo y biológico, para especificar si un alumno es "bueno" o "malo" en su desempeño.


2. Apelar a los principios del "Yo tengo, yo soy, yo puedo", para fortalecer la auto-confianza de los estudiantes.


3. Mitigar los riesgos que puedan presentarse en el contexto escolar, a partir de acciones tales como enriquecer los vínculos, fijar límites claros y firmes, y enseñar habilidades para la vida.


4. Brindar afecto y apoyo a los estudiantes; establecer y transmitir expectativas elevada; y ofrecer oportunidades de participación significativa.


Para finalizar, coincido con los autores en que sus experiencias, y sus habilidades como docentes en medios rurales son sumamente valiosas, y deben de ser imprescindibles a la hora de tomar decisiones estructurales, con respecto a mejorar el currículo educativo en países como México.


Sólo ustedes, como protagonistas de los procesos de enseñanza-aprendizaje en estos entornos campesinos e indígenas, pueden decirnos qué sucede en ellos, y qué puede llevarse a cabo en sus centros educativos para mejorar las condiciones escolares de los alumnos que se atienden en tales contextos.


Sin embargo, falta mucho por avanzar en dicha materia; lo necesario es que los procesos para decidir qué diseñar, qué planear, qué hacer y finalmente qué ejecutar, deben descentralizarse, a partir de sus propias voces como profesionales de la educación.


Y ustedes, ¿qué opinan? No olviden elaborar el reporte de lectura correspondiente a este tema.






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